miércoles, 21 de marzo de 2012

Genética I

Recuerdo aquellos días
Tu voz me convertía en cielo
 Tus consejos en algodón…
¿Existirá mayor gozo que  tu beso al descansar?
¿Tu canción al despertar?

Mi  sien dibuja  tristes líneas al pensarte
Fuiste mi mayor sueño
En este mundo, compañía.

Por lo que fuiste, soy
Te doy gracias
Ahora puedo comprender
Cómo veías
Cómo aprendías

Mi razón se retuerce al  no poder igualarte.
Sé que si me vieras
Entenderías mi esfuerzo.
Te extraño viejo.
Reconfortabas los días de todo aquel que te conocía

Tonto aquel que te ignoraba
Ordinario quien no entendía tu des-órden.

Sigo intentando  amar este rompe cabezas
Aceptar que te fuiste para no volver

Me  deshago en este hacer
Río, imagino tu ser

Dulce, blanca y resplandeciente
Tu sonrisa me advertía
Que el mundo es triste y malvado
Imposible de evitar
Que la cobardía no iba a ayudarme
Y arriesgarme era el único fiel.
Con desdén educabas mi  estatus,
Sin darte cuenta me moldeaste

Recrear tu presencia
Tu sensatez
Tu bondad
Tu dignidad.

Qué estés orgulloso
Un deber
Que estés contento
Un placer.

No logro en mi mente
Crear un momento más extraordinario
Que vos al piano.
Al piano de los días
A la guitarra de la noche
Y la batería del amanecer.

Maleva plaga inmunda
Retrasa mi  florecer

Sin dolor no creo poder entender

De vez en cuando es necesaria una pérdida
Para  comprender
Que  lo magnífico te –magnifiese-
Y lo horrible  te –horribilese-

No temas
Estar un paso adelante del otro.
Juntos lo vamos a lograr

Si hoy te pudiera visitar
Lo haría sin hablar

Te abrazaría hasta llorar
Te amaría hasta sangrar
Sonreiría hasta despertar.

Te extraño mucho Papá.

No(vió)

Si tan solo pudiera expresarme…
Es como si todo dentro de mí 
Rogara por salir

Escucho como sus gritos
Le  faltan el respeto a mi silencio,

Tal vez si no me sintiera
Tan en  la  menor
No estaría acá tratando de escribir

Mi cuerpo hierve  y transpira de  dolor
Mi alma  aúlla frivolidad y cansancio

No puedo seguir mucho más con esto
Me apago, me consumo, me estreso.

Y vos lo permitís
Por miedo, vergüenza, vaya uno a saber.
Te deleitas en mi sufrir y te sofocas
De sus inconciencias.

Nada como una taza de café en  una noche
Solitaria  y sombría
Con  una  amargura abrumadora pero avanzada.

Cada  vez lo veo más complicado
Tiemblo al escucharme
Me retuerzo en mi semblanza
Por mi ego.

Temo no poder jamás cambiarlo
Crecer, remendarlo.

Francamente  espero demasiado
De algo vacío
De algo ausente.

Como si el amor fuera a cambiar a la gente.
Una locura!
Una locura inevitable
Que necesito para sobrellevar esta estadía.
Si yo fuera terrenal
Me hundiría en tus placeres
Comprendiendo la libido y el deseo.

Repelo a mis anhelos
Por miedo a que me destrocen.
Me desarmen, me  encuentren
Y me entierren.